jueves, 19 de febrero de 2015


"Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescindibles de ser mujer"

Hoy aquí en el otro lado del mundo, hace un calor infernal, donde nisiquiera un ventilador puede ayudarte, a mí al menos me ayuda una copa de vino, ese vino tinto, rico y deseable, ese que hace que dos amantes comiencen una buena conversación, en mi caso, ni los amantes, ni la conversación, simplemente estamos entre el computador, youtube, este blog y mi copa de vino.

Sí bien es cierto que hace bastante tiempo que no he escrito, no porque no tenga nada que escribir, si no porque no he tenido el espacio, ni el tiempo de hacerlo, últimamente han pasado algunas cosas en mi vida amorosa, que me hacen reír, llorar, enojarme y saltar del amor al odio en un sólo paso.

Es que no es fácil ser una mujer incomprendida, ni siquiera yo misma sé que me pasa, a veces dejo que la vida fluya, como siempre y otras, me pongo ansiosa, nerviosa y pretendo decidir sobre los actos de los demás. Es más, el otro día después de mucho tiempo, hablamos, hablamos con mi ex compañero de trabajo, hombre mayor, inteligente, extranjero, perfecto a mis ojos.... imperfecto a mi razón, comenzamos a hablar como si el tiempo no hubiera pasado nunca, me contaba que estaba muy bien en el otro meridiano, donde hasta la hora es diferente, que está contento que hace frío, "Ese frío que a tí te gusta", me dijo.... casí me dió un infarto, tuve que parar, evitar reírme y saltar como una quinceañera y seguir digna, como siempre.... o casí siempre.

Y es que se preguntará ud. querido lector, por qué me emocioné tanto cuando me contó algo tan simple y vanal, como el frío polar.... porque estoy en pareja hace más o menos 3 años, vivo con alguien, al que creo conocer, pero él nisiquiera se puede acordar de que agua es mia en el refrigerador y cual es de él, en cambio él... él recordó desde hace mucho tiempo que ese frío ártico, es lo que a mí me gusta.

  Simplicidades de la vida, que hacen la esperanza de unos pocos algo necesario